El cultivo de la caña de azúcar está integrado a un sistema de producción agroindustrial que ocupa un lugar estratégico en la actividad económica y social de Guatemala, al  representar una importante fuente de empleo, divisas y energía.

En 2016, 72% de la azúcar producida por Guatemala era exportada y el restante 28% era usado para consumo local.  Las exportaciones del azúcar contribuyen con el 9.3 % del total de las exportaciones del país.  La agroindustria, genera 82 000 empleos directos y 410 000 empleos indirectos. Guatemala es el segundo productor de azúcar en América Latina, tercero en productividad en toneladas de azúcar por hectárea a nivel global y el cuarto exportador a nivel mundial. Esta producción está concentrada en un grupo de empresas, donde El Grupo Pantaleón es el mayor.

Guatemala observa como otros países de América latina, paradojas.  Nuestros países pueden mostrar empresas y sectores económicos productivos y competitivos  a nivel mundial, y a la vez mostrar indicadores y condiciones sociales deplorables.  Sobre las condiciones de trabajo de los trabajadores, principalmente en el campo, los sindicatos señalan que a pesar de que hay un marco normativo amplio de reconocimiento de derechos laborales; existe una acentuada mala práctica empresarial de incumplimientos legales y de evasión de responsabilidades laborales. La situación se agrava por la falta de libertad sindical y la debilidad de las instituciones del Estado, responsables de la tutela de los derechos de los trabajadores.

En el marco de la 101.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, varios delegados trabajadores presentaron una queja acerca del incumplimiento por parte del Estado de Guatemala del Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (núm. 87). En respuesta, el Consejo de Administración de OIT, decidió constituir una comisión de encuesta para examinar la queja presentada, esta decisión ha venido siendo aplazada y se mantiene en agenda en las reuniones del Consejo de Administración; alternativamente, se han establecido diferentes compromisos contenidos en una hoja de ruta que es sujeto de monitoreo para asegurar su cumplimiento. A la fecha, los sindicatos informan que los avances son nulos o limitados.  Guatemala enfrenta retos muy exigentes pues la comunidad internacional está atenta a lo que ocurre en el país.

Como hemos mencionado, Guatemala es un proveedor importante de la cadena global del azúcar, donde participan grandes empresas multinacionales de alimentos. La industria azucarera para mantener su posición debe responder a mercados y consumidores que se preocupan por la calidad y el precio, así como por las condiciones de las personas que han elaborado esos productos. Los compradores se preguntan, si en los ingenios hay respeto por los derechos de los trabajadores, si los procesos están dañando el ambiente, si se respetan las condiciones que están establecidas en la legislación nacional y los convenios internacionales.

Esa dimensión social y ambiental será cada vez más importante, en los mercados futuros; entonces, la productividad, ya no sólo se deriva de las hectáreas producidas, sino también, importan las condiciones de las personas que están en esas hectáreas, en qué condiciones producen, si cuentan con protección social, si reciben salario mínimo, si tienen sus equipos de protección. Estos temas fundamentales, son claves para la competitividad de la industria. Esto no se hace sin dialogo, se necesita de los tres actores en la producción, empleadores, sindicatos y Estado.

La agroindustria azucarera de Guatemala, se ha mostrado más abierta a incluir en sus políticas corporativas y en sus relaciones con los productores independientes los temas de responsabilidad laboral, social y ambiental para asegurar la sostenibilidad de sus negocios;los grandes compradores de azúcar, impulsan programas con base a los postulados contenidos en la agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, esa es una buena noticia que abre un horizonte para incluir una  cultura de cumplimiento de derechos y de obligaciones dentro del enfoque de sostenibilidad.  Falta mucho camino por recorrer y mucha confianza por reconstruir, pero los mensajes que vienen de la Cadena Internacional del Azúcar son claros: es el momento de cambiar.

Francisco Martínez
Consultor Socio-Laboral